Neid hoy es tu cumpleaños u3u estoy feliz de haberte conocido, espero que te encuentres muy bien donde estés :3
Ojalá volvamos a encontrarnos algún día.
martes, 25 de septiembre de 2012
domingo, 22 de julio de 2012
Tú por mí
domingo, 15 de julio de 2012
Reconocer en la bebida recuerdos gratos no menos cálidos, de diversos matices, todos con gusto propio y divina gloria. Fundiendo el tiempo en un crisol diferente, uno que extrapolaba el universo suyo a algo mucho más allá de lo inimaginable. En vano moviendo los dedos tras la espalda delicada que trémula se presentaba en cada caricia. Monstruo asolador sin sosiego hasta hallar al mancillado, el que encerraba orgullo, altivez y elegancia, ese tenebroso cuyos velos ocultaban el cielo sobre la tierra. Oh labios desgarrados, macilentos y sanguinarios.
Polvo sutil ascendía entorno a los dos entes, ceniza y llamas crepitando, cabello alborotado, azote de vestimentas contra la carne desgarrada, al rojo vivo luego de las lágrimas de sangre que brotaran de los poros erosionados. Vigas y suelo que cedían ardientes como el hierro fundido, en una hoguera alzada por sobre las nubes y que, sin embargo, no llegaba a dañar la dermis de los allí en libido cariño arrullados.
Nada su sed inextinta ahoga, sólo le irrita, sólo le acalora. Muerde y roe cual can hambriento, cual buitre en busca del occiso deshecho y… sus uñas resbalan por la suave musculatura interna, esa que palpita y le recuerda lo sensual y delicada que es. Postrose adoración en sus facciones por aquella hojarasca de cuyo ser interno brotan enredaderas rojas, finas y sinuosas que llegan hasta la punta de esos dígitos que de sus brazos se aferran con intenso clamor.
Ni el bien, ni el mal, ni el sacrificio del que fue víctima, ni del que es verdugo pudo alguna vez procurarle tanto deseo por arrastrar dicha entidad como un muñeco de trapo por el suelo. Separó a Roderich de su torso y afianzó los dedos bajo su mentón, observó como la inyecta mirada se clavaba en sus orbes en busca de despertarle, en busca de… no sabía. Observó como vago terror cercaba a su bien preciado y le hacía suplicar en espanto.
Tan hermoso, tan vivo, tan dañado corazón y el verdugo feroz embelesado admira y siente su candor, su dolor, las punzadas de los músculos en busca de separación entre ellos dos. Las fauces abrió para sonreír maquiavélico, lanzó ecos de vibrante carcajada. Que el mundo supiera que hallaba en descarada cacería a su bien amado. Ordenación o providencia les dirigió hasta aquel cuarto de un prostíbulo de poca exigencia. Como vagas imágenes de un sueño recordó las miradas y las veladas encerrados, cuartos calurosos, el afán con que la avecilla se postraba sobre el lecho para ofrecerle tan grata recreación.
Tronaron los huesos cuando le atrajo, enredando los dedos en las costillas — Gemid… gemid mi dulce ruiseñor —. Lamió sus labios y luego presionó la herida del cuello con el pulgar — Gorjea de dolor… mi pequeño paseriforme —. Su genio desbordado caía en singulares desvaríos, ya que amándolo tanto lo orillaba al término de sus días. Y no feliz con ello, arrancó la mano desde el interior de la caja torácica para relamerse los dedos con una lengua larga, simulando la de un reptil que se enroscaba en cada falange.
Le dejó sin apoyo de su parte, para avanzar hasta uno de los ventanales. Observó el exterior y sonrió. Acarició su cicatriz en el rostro y le miró nuevamente — … — Notó entonces su debilidad, no apartó los ojos de los vecinos. Turbado de pronto se serena, mas templado se muestra, por sus labios vaga leve sonrisa, tierna como el llanto.
Mientras el mundo cae a sus costados y macizos muros lloran quebrantados, lo único importante parece ir por el ave y cogerle con sumo cuidado, antes de rajar con sus propios colmillos la muñeca diestra. Tentador, rebelde le mira — Separa los labios — casi como campanilla se oía — Hic est enim calix sanguinis mei… — Sonrió y le dio de beber.
Polvo sutil ascendía entorno a los dos entes, ceniza y llamas crepitando, cabello alborotado, azote de vestimentas contra la carne desgarrada, al rojo vivo luego de las lágrimas de sangre que brotaran de los poros erosionados. Vigas y suelo que cedían ardientes como el hierro fundido, en una hoguera alzada por sobre las nubes y que, sin embargo, no llegaba a dañar la dermis de los allí en libido cariño arrullados.
Nada su sed inextinta ahoga, sólo le irrita, sólo le acalora. Muerde y roe cual can hambriento, cual buitre en busca del occiso deshecho y… sus uñas resbalan por la suave musculatura interna, esa que palpita y le recuerda lo sensual y delicada que es. Postrose adoración en sus facciones por aquella hojarasca de cuyo ser interno brotan enredaderas rojas, finas y sinuosas que llegan hasta la punta de esos dígitos que de sus brazos se aferran con intenso clamor.
Ni el bien, ni el mal, ni el sacrificio del que fue víctima, ni del que es verdugo pudo alguna vez procurarle tanto deseo por arrastrar dicha entidad como un muñeco de trapo por el suelo. Separó a Roderich de su torso y afianzó los dedos bajo su mentón, observó como la inyecta mirada se clavaba en sus orbes en busca de despertarle, en busca de… no sabía. Observó como vago terror cercaba a su bien preciado y le hacía suplicar en espanto.
Tan hermoso, tan vivo, tan dañado corazón y el verdugo feroz embelesado admira y siente su candor, su dolor, las punzadas de los músculos en busca de separación entre ellos dos. Las fauces abrió para sonreír maquiavélico, lanzó ecos de vibrante carcajada. Que el mundo supiera que hallaba en descarada cacería a su bien amado. Ordenación o providencia les dirigió hasta aquel cuarto de un prostíbulo de poca exigencia. Como vagas imágenes de un sueño recordó las miradas y las veladas encerrados, cuartos calurosos, el afán con que la avecilla se postraba sobre el lecho para ofrecerle tan grata recreación.
Tronaron los huesos cuando le atrajo, enredando los dedos en las costillas — Gemid… gemid mi dulce ruiseñor —. Lamió sus labios y luego presionó la herida del cuello con el pulgar — Gorjea de dolor… mi pequeño paseriforme —. Su genio desbordado caía en singulares desvaríos, ya que amándolo tanto lo orillaba al término de sus días. Y no feliz con ello, arrancó la mano desde el interior de la caja torácica para relamerse los dedos con una lengua larga, simulando la de un reptil que se enroscaba en cada falange.
Le dejó sin apoyo de su parte, para avanzar hasta uno de los ventanales. Observó el exterior y sonrió. Acarició su cicatriz en el rostro y le miró nuevamente — … — Notó entonces su debilidad, no apartó los ojos de los vecinos. Turbado de pronto se serena, mas templado se muestra, por sus labios vaga leve sonrisa, tierna como el llanto.
Mientras el mundo cae a sus costados y macizos muros lloran quebrantados, lo único importante parece ir por el ave y cogerle con sumo cuidado, antes de rajar con sus propios colmillos la muñeca diestra. Tentador, rebelde le mira — Separa los labios — casi como campanilla se oía — Hic est enim calix sanguinis mei… — Sonrió y le dio de beber.
domingo, 1 de abril de 2012
domingo, 26 de febrero de 2012
Al caballero
Elegante, sereno, despreciativo hasta el punto de que los demás se percataran del hecho, sonríe ante el hecho de que la contienda abriera las puertas a personas sencillas, ya no habría huesos como astilla ni carne molida, todo sería silencioso.
Alma bella enfundada en oscura vestimenta, caminando despacio y con mirada de fiera, desfila silente por ahí con tierno celo, sus ojos estrellas y su pulso fresco.
Señor de larga cabellera le observa entre velos desgastados, oculto o no tanto. Aura maligna tan entrañable como fría — Ahhh — Roza los pétalos de rosas blancas y cubre los labios de tierna esencia bermeja, aspira hondo metálica fragancia, susurra quereres y siente ardores, desviste con deleite la dama pálida, lame la esencia carmín.
Conoce la trinchera, conoce el colchón de la dama tierna.
Como sol naciente se eleva y sonríe ante la gente, todo compuesto, galán, amante de lo eterno y de la muerte — Macho cabrío, ven sobre tus pasos pues no sólo soy tu pastor, sino también tu pasto —.
Alma bella enfundada en oscura vestimenta, caminando despacio y con mirada de fiera, desfila silente por ahí con tierno celo, sus ojos estrellas y su pulso fresco.
Señor de larga cabellera le observa entre velos desgastados, oculto o no tanto. Aura maligna tan entrañable como fría — Ahhh — Roza los pétalos de rosas blancas y cubre los labios de tierna esencia bermeja, aspira hondo metálica fragancia, susurra quereres y siente ardores, desviste con deleite la dama pálida, lame la esencia carmín.
Conoce la trinchera, conoce el colchón de la dama tierna.
Como sol naciente se eleva y sonríe ante la gente, todo compuesto, galán, amante de lo eterno y de la muerte — Macho cabrío, ven sobre tus pasos pues no sólo soy tu pastor, sino también tu pasto —.
domingo, 23 de octubre de 2011
Travesía
Ven a mi mundo, yo te voy a invitar. No le cuentes a nadie lo que traje del más allá.
Una puerta donde sólo entran personas sin cargas superfluas.
Y allí haremos realidad nuestros sueños.
En ese lugar las personas son plaga, terminan sus días en trampas de cazadores furtivos, quienes venden sus pieles para hacernos abrigos.
¿Lo puedes creer?
¿No?
¿Tienes miedo?
Me gustaría tomar tu mano y llevarte conmigo, me gustaría mostrarte lo divino, sólo debemos cruzar el portal y te daré todo lo que has pedido.
Centinela
Simplísimo juguetear, seguir los tobillos delgadísimos y frágiles haciendo caso omiso de la oscuridad, esa que se adhería a su piel y se transportaba al interior de su ser. Le seguía cuidadoso de no ser visto a pesar de que todo su ser le deseara. Detuvo el avance antes de que ella se acercara al foco de luminiscencia. Los rasgos femeninos parecieron quebrantados por la preocupación, por el miedo que se cernía por su anatomía y brotaba de su corazón.
— ¿Qué miras pequeña? — Nada se oía, sólo la mente del ente interrogaba a la sombra reflejada en el suelo, esa que él tenía precaución de no desprender de sí.
Esta vez la voz gutural brotó en un chillido violento, roñoso llamado del habitante tenebroso.
— ¿La salida está por acá? —
La borró del paisaje cuando su aliento frío barrió la nuca de la presa.
— ¿Qué miras pequeña? — Nada se oía, sólo la mente del ente interrogaba a la sombra reflejada en el suelo, esa que él tenía precaución de no desprender de sí.
Esta vez la voz gutural brotó en un chillido violento, roñoso llamado del habitante tenebroso.
— ¿La salida está por acá? —
La borró del paisaje cuando su aliento frío barrió la nuca de la presa.
lunes, 19 de septiembre de 2011
Monk
Tatsuha Uesugi (c) Maki Murakami
Art (c) me
Hace tiempo tenía ganas de dibujar a Tatsuha con su ropa de monje, ahora bien creo que no me quedó muy parecido *llora* pero igual me gusta como me quedó el dibujo.
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