domingo, 26 de febrero de 2012

Al caballero

Elegante, sereno, despreciativo hasta el punto de que los demás se percataran del hecho, sonríe ante el hecho de que la contienda abriera las puertas a personas sencillas, ya no habría huesos como astilla ni carne molida, todo sería silencioso.

Alma bella enfundada en oscura vestimenta, caminando despacio y con mirada de fiera, desfila silente por ahí con tierno celo, sus ojos estrellas y su pulso fresco.

Señor de larga cabellera le observa entre velos desgastados, oculto o no tanto. Aura maligna tan entrañable como fría — Ahhh — Roza los pétalos de rosas blancas y cubre los labios de tierna esencia bermeja, aspira hondo metálica fragancia, susurra quereres y siente ardores, desviste con deleite la dama pálida, lame la esencia carmín.

Conoce la trinchera, conoce el colchón de la dama tierna.

Como sol naciente se eleva y sonríe ante la gente, todo compuesto, galán, amante de lo eterno y de la muerte — Macho cabrío, ven sobre tus pasos pues no sólo soy tu pastor, sino también tu pasto —.

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