Manos
Largos y delgados brazos revolvió insistentemente bajo las cobijas, frotaba las manos con la nariz rojiza - Ahhh... - resopló, el aliento se condensaba mientras sus manos volvía a esconder entre las arrugas de la sábana; sus nalgas rozaron el cuerpo vecino y un respingo dio, giró el rostro para fijarlo en su compañero.
Parecía dormido, no había sentido cómo sus nalgas habían topado cierta parte de esa... inmensa... anatomía - Uff... eso estuvo cerca - pensó con una sonrisa en la boca, sonrisa cubierta por la abultada melena en tonos oliva. Entretenido hizo lo necesario para llevar las sábanas blancuzcas hasta cubrir sus hombros y así se escondió por completo luego de hundir la cabeza bajo las cobijas.
Cerró los ojos, después de unos cuantos minutos ni se dio cuenta de que se había adherido al cuerpo contiguo. Buscaba calor, muy obvio si contamos con que en el exterior de tan buen aposento la nieve caía despilfarrándose como si no hubiese mañana.
Rodó en su puesto con el fin de rodear el cuello del otro y rozar el torso moreno con los labios, allí ambos cuerpos quedaron.
Sol coqueto que acariciaba a las pestañas abultadas y tan negras como la anterior velada, pestañeó molesto y abrió la boca para llenar los pulmones de combustible necesario antes de dar una rápida revisada a todo cuanto le rodeaba. Arrugó el puente de la nariz mientras nacía una efímera sonrisa que terminó en casto ósculo sobre la melena que le cosquilleaba la barbilla. Tan perfecto le parecía, delicioso en toda la extensión de la palabra, desde su silueta delgada hasta su aroma embriagante, su voz... su voz era lo que le hechizaba, tanto en público como a solas.
Acarició su espalda, deslizó ambas manos por la espina ajena hasta que se perdieron entre esas nalgas regordetas y atractivas. El cuerpo más bajo se movió entre las sábanas aún adormecido y sólo susurró - Tat... - antes de lamer un diminuto pezón.
Temblor...
Sexo
Los dedos delgados se pegaron al cuello del muchacho y le arrastraron hasta un apartado, largas pestañas se abanicaron con lentitud apabullante observando los ojos oscuros.
Tal vez eso fue lo que creyó ver el menor de edad, no obstante, no reprochó aquella mirada, mucho menos las intenciones más que imaginarias - Ehm... - De pronto sentía la boca seca, tuvo que relamer sus labios, lo que no pasó desapercibido para su acompañante.
- ¿Qué piensas? - Alzó una ceja expectante.
- Nada... tengo sed... - Susurró haciéndose el interesante.
Cortos mechones negros jaló obligando al menor quedar acuclillado, tiró de ellos nuevamente obligándolo a frotar su nariz por la cremallera de su propio pantalón. Lo miró sonriente - bebe... - le invitó bajando el cierre incitadoramente.
Tentación
Caderas adelante y atrás, las piernas seguían el compás. Gotas de sudor recorriendo el cuello y desplazándose en sentido descendente para empapar la camiseta que se adhería a la piel erizada, mejor dicho... a los pezones proyectados justo en su dirección.
Tragó saliva, sonrió bobamente, lo sabía, estaba haciendo el ridículo de pie entre tanta muchachita que coreaba la canción y él... sólo babeaba y babeaba, ¿qué más se podía esperar de un fanático?, claro... que coreara las líricas con las demás en el concierto, no obstante, él sólo pensaba en recorrer su cuerpo.
- Ahhm... mierd... - Los dedos largos llevó hasta su entrepierna y presionó.
Estaba duro, en medio de una multitud de chicas... observando a dios que le excitaba con cada vaivén de su anatomía.
Había escrito estos relatos cortos hacía mucho tiempo y no los había subido xD creo que tendré que escribir más a menudo.Ryuichi y Tatsuha (c) Maki Murakami
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