jueves, 20 de mayo de 2010

The moan


Advertencia: Relato para mayores de edad, con contenido sexual explícito y violencia. Entre dos hombres.
Disclaimer: Ni Envy de FMA, ni Ryuichi Sakuma de Gravitation me pertenecen, sólo el relato que ha sido hecho sin fines de lucro, sólo a modo de entretención.

Dedicado única y exclusivamente a Neid

Ronco, con ojeras y un pañuelo entintado sobre los labios, acariciando la punta de la nariz mientras los orbes azules se mecían lentamente por los contornos de la ventana.

Afuera llovía lentamente, algunos choques en el exterior, la gente corría, la policía llegaba en esas patrullas, agreste rugido de sirenas traían, sí… un día común y corriente, en medio de la pacífica mortalidad de los humanos.

Inclinó su cuerpo para arrastrarlo entre las sábanas, cayendo en la vaporosa comidilla de saborear su propia miel – Di… di mi nombre… – revolvió morbosamente las piernas entre los pliegues de la tela, entrelazaba sus dedos sumergiéndolos en el vertiente de hebras verdosas que justo sobre su cabeza estaban.

No lo miró… tenía los ojos cerrados, sólo deseaba respirarlo.

- ¿Cuál es?... ya sabes que no me interesa aprenderlo – respondió con poco remordimiento.

Suspiró, una sonrisa apareció en sus facciones angulosas, clara piel con motas rojizas debido a la tos que le aquejaba aquella mañana fría – Dilo… no te hagas el imposible conmigo… – rodó en el colchón alcanzando así una de las manos del que estaba justo al costado superior. Los orbes azules abrió perezoso mirando al contrario y masculló – Hay días en que me siento más vivo que nunca – hizo lo necesario para lograr que sus labios rozaran la frente de su interlocutor.

Éste retorció los labios de manera molesta buscando alejarse del mayor, mas el agarre en su melena no le permitió deshacerse de su "secuestrador", allí, tendido en el lecho continuó a pesar de su obvia molestia.

Sintió así como el mayor recorría con liviandad su mentón, como esos dedos se aseguraban de presionar la punta de su nariz – ¿Qué intentas? Ya sabes que debo partir – un dígito se paseó por la comisura labial.

- Siento que estoy en tus pocos recuerdos – susurró el de corta melena para despegar su pelvis del colchón y comenzar a avanzar sobre el cuerpo del contrario – Nada… no intento nada – lamió uno de esos muslos delgados pero con la musculatura justa para llamar deseable, así barrió lentamente en sentido ascendente – gracias a ti… mis venas han conocido el frío tacto del acero – llegó a la ingle para amasar la tela de su taparrabos con los labios, tuvo que separarse puesto que la tos no le permitió continuar con las caricias al caballero noble y gallardo. Así, inclinó la cabeza para limpiar los rastros de carmín de sus labios en la tela del calzoncillo cercano – Mira… - susurró entrecerrando los ojos para continuar - la sangre ha caído al piso… mi rostro rutilado en las tablas donde anoche la pasamos… - una sonrisa de perversión en sus facciones ahora que sentía algo endurecer bajo su mejilla.

El de largos mechones sonrió entre dientes, los colmillos dejábanse notar con gracia y tanta naturalidad, como un pequeño infante se arrastró lentamente hasta el borde de la cama. Bajo la mirada atenta del de más edad comenzó a acariciar los manchones de sangre que el otro había mencionado tras su leve ataque – Eres un maldito pervertido… Sakuma –

No alcanzó ni a responder puesto que de la nada se vio arrastrado hasta el suelo, su cuerpo retorciéndose allí estaba en el momento. Preso su cuello por largas falanges que se asían de de él para alzarle fieramente en el aire. Las huellas de las pisadas del homúnculo estaban por toda la recámara, huellas del joven mas la sangre era del ex cantante – loving me is a pain… - tosió como reacción al trato amoroso del acompañante visitador.

Helósele la sangre, sabía que pronto comenzaría la tortura, aquella que le provocaba estados de completa locura, dolor, impaciencia, gritos, sordera. El calor aumentaba la velocidad del caudal al interior de sus venas. La tibia sustancia volvió a mancillar la piel de aquel loco enfermizo que siempre arrastraba cadáveres por gusto nada más.

- ¿Qué mierda haces? – harto de que tosiera, de que lanzara trozos de sus pulmones por los labios y que le tapizara de rojo cada vez que lo sostenía con fuerza. Lo sacudió y azotó contra una de las murallas. Por suerte y no había ventanas en ese costado, sino habría salido despedido de la edificación.

Suertudo, muy suertudo era, por haberlo encontrado, por tenerlo cerca, por aceptar sus condiciones, su demencia. Claro, era posible deshacerse de él, mas su conciencia amedrentaba cada uno de sus pasos, sólo le permitía ir con cuidado a sabiendas del contraataque. Así mismo como ahora se movía, lento, trémulo debido al golpe contra el muro, logró alzarse sobre sus pies con el fin de mirarle, sonreía amoroso para con su contraparte. Así, se acercó al menor para con mano firme coger el manojo de cabello enredado y jalar de él - Nada me importa esta vez – sonrió con los orbes abiertos como platos - Nada romperá este momento – sin temor, no… nunca sintió miedo del chico, sólo deseo, rienda suelta a la travesura que hubiese comentado la noche anterior aquel muñeco estilo fresa que alguien le regaló.

Homúnculo trastabilló, cayendo al suelo a pesar de sus grandes dotes, sobre rojo tinte sentado y boquiabierto permaneció pocos instantes. Pocos, pero suficientes para que el adulto se avecinara.

Noche de insomnio… noche de agonía… mañana en que el círculo habría de cerrarse pues en silencio se acomodó en el regazo contiguo encarándolo – mira… - susurró en sus labios y tomó la mano del menor para acercarla a su ingle – aún tiemblo de pavor… - presa de la calentura, formas extrañas se destacaron en la sombra cautiva entre ambos.

- Muerde… - susurró en el oído del mayor, ante sus palabras éste atendió – Ahhgg… - encorvó la espalda llevándolo con él en lento movimiento de complacencias compartidas – sólo buscar mi mal genio debes para servirte con pasión… -

- ¿Consentirías en alimentarme... – suspiró – con aquello bien oculto bajo tu pantalón? – jadeó antes de lamer el lóbulo del que ya sostenía sus caderas con aprensión.

Sonrió el menor para rodar en el suelo con el fin de apresarlo bajo su cuerpo – bajo la prisión de mis huesos… ¿te parece? – susurró antes de atravesar la piel del hombro contiguo, allanando libremente al varón dispuesto para la acción.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

*w* Envy y Sakuma~!

me gusta mucho el dibujo~

Edain dijo...

Gracias por leer n_n

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