Tabla: Oscurismo – Sangre, suicidio y muerte
Reto: 1. Cortes.
Fandom: Hellsing.
Claim: Iscariote/Alucard
Advertencias: ---
Número de palabras: 613
- ¿Estás temblando?
Sintió su espina dorsal siendo recorrida por infinitos aguijonazos, filamentos que le impedían reaccionar más que con un movimiento de ojos, claros y fríos, al fin y al cabo conocía bien aquella voz, más bien, el pensamiento aquel que traspasaba el velo de su cráneo y se hacía presente.
No respondió verbalmente, sólo siguió con su labor. Acababa de asear la pequeña capilla, ahora había destinado minutos para encender las velas del altar.
- ¿Sabías que es mala educación no responder?
Esta vez hizo que su respiración rozara el cuello del rubio sacerdote, quien no tardó mucho en girarse y enfrentar a quien atribuía toda clase de pecaminosos sucesos. No había nadie, nadie delante suyo, nadie corpóreo, aún así, no quitó de allí la mirada - ¿Ahora tienes miedo de que te vean en la Iglesia y conversando con un hombre de Dios? – Acomodó sus anteojos sonriendo, para cuando se dio cuenta de ello cambió rápido la expresión a una más furibunda – ¡Aparece demonio! – ladró buscando azuzar al vampiro con el fin de que se hiciera visible.
No obstante, nunca pensó que el de capa bermeja apareciera justo frente a sus narices, tanto que su respiración se mezclaba con la del eclesiástico – Mejor aún… - susurró – Me gustaría que vieran cómo un sacerdote de tu talla… en soberbia locura ahoga a un vampiro en romances frente al mismísimo… - desvió la vista hacia el altar - … crucificado – No le permitió ni pensar, en el acto cogió su nuca para ambas bocas sellar en ósculo poco profundo, empero apremiante.
Víctima de aquel juego, las mejillas del clérigo teñidas de carmín se vieron; arrastró su cuerpo en retroceso y un puñetazo soltó en el rostro contrario, ¿qué más esperarían del Paladín? Momentos después, apuntó al risueño hematófago que se las había arreglado para parecer entretenido con todo el revoloteo de su enemigo – No te atrevas a poner un pelo sobre mi persona, ¡abominación! –.
Lejos de amedrentar a su visitante, sólo hizo que éste rompiera en lúgubre carcajada, posiblemente, desde todos los rincones de aquel templo le escucharan. La expresión mutó a una más liviana que antes y se acercó para con escaso esfuerzo o nulo lanzarlo contra el altar. Larga lengua sonrosada apareció para empapar el labio inferior de saliva pegajosa y así avanzó en un pestañeo alcanzando una vela para apagarla en la piel del sacerdote quien sólo apretó la mandíbula observándolo furibundo, mas no entregando señas de dolor a su rival - Pero mira nada más… - de un jalón arrancó de cuajo la manga de esa sotana y perplejo le observó – Ya decía yo que eras un hombre bastante lascivo -.
- ¡Suelta! -
Lo agarró de la corta cabellera para acercarlo a su rostro - ¿Crees que tu Dios perdonará tus pecados con ésta demostración de sumisión? – ahora rasgaba el resto de esa sotana para dejarlo sólo en pantalones.
Cubrió sus muñecas, los antebrazos, finalmente le dio la espalda y aún así, en ésta se reflejaban las marcas, decenas de ellas causadas por los tan conocidos cilicios que se ataba al cuerpo cada vez que sentía que había faltado a los mandamientos que rigurosamente seguía.
Llenó así, el pensamiento del contrario de muchas imágenes que le hacían bullir la sangre. La imagen del mortal acariciado por miles de filamentos de metal mancillando su piel, obligándolo a sangrar, era por de más erótico, atractivo, tanto que llegaba a alcanzar el éxtasis mismo al acercarse cual espectro intangible para olfatear las cicatrices que aún no cerraban – En efecto… - aspiró hondo, produciendo estremecimiento en las fibras nerviosas adyacentes – este aroma resalta tus múltiples atractivos Paladín engreído -.
2 comentarios:
OPINO QUE DEBERÍA CONTINUAR.
AHORA YA.
Jajajajaja te gusta que escriba lemones ¬//O//¬ pervertida!
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