Cerró los ojos, sabía bien que no tenía tiempo para este tipo de cosas, tan pequeñas y tan gratas para su persona. Se detuvo, pensativo desvió la mirada hacia un gran ventanal que se desplegaba a su derecha. Avanzó hacia él con el fin de que las sombras de las nubes acariciaran sus orbes, esos escondidos tras los circuitos que le habían puesto para aumentar la visión de por sí excelente.
Mentía, él no tenía derechos, sólo era un esclavo, menos que eso aún, era un cyborg creado para cumplir los deseos del resto.
Inclinó el mentón hasta que sus nariz localizó el dulce aroma de los chocolates que se escondían entre los pliegues de sus manos. Una sonrisa difusa se esbozó en la faz tostada y de inmediato se dirigió hasta su rincón más grato, allí se acomodó, en el borde de una ventana para comenzar a probar el dulce sabor de los bombones.
- ¿Qué haces?
Aquella voz lo sacó de sus pensamientos haciéndolo saltar de su puesto, los chocolates cayeron al suelo y no pudo más que frotar sus manos a los costados del pantalón de tela perfectamente planchado – N-nada… - miró estupefacto al recién llegado – Nada… - repitió más para creerlo él mismo, tratando de parecer calmado.
El contrario se le acercó y en completa oscuridad se pudo sentir el sonido fuerte y a la vez sordo.
El albino tenía el rostro hacia un costado, con evidentes señas de haber sido golpeado. No hizo movimiento alguno, se quedó tranquilo como si nada hubiese sucedido. Podía sentir hasta el golpeteo de su corazón; claro que lo tenía, era un híbrido, no un robot.
- Lo siento.
Pero no, no era suficiente, el contrario no cambiaba su expresión seria, de molestia - ¿Quién te dio permiso a sacar lo que no te pertenece? –.
Negó, hacía pocos días había llegado hasta la casa, aún no tenía la confianza suficiente para explicarle que no podía dejar de pensar en esas barras que se deshacían entre sus dedos, sí, el maldito era un cerdo, le gustaba lamerse los dedos. Si hasta tenía las comisuras de los labios embarradas de chocolate.
Un nuevo bofetón lo dejó estupefacto, mas esta vez fue rápido, cogió de la mano al contrario, luego su cabellera larga y lo pegó contra la pared – Tenía ganas de probarlo – rugiente la voz, como la de un animal agreste, enfurecido, uno que acababan de quitarle su “hueso”, sí… eso debía ser.
Pero no quedó allí, su cuerpo llegó a azotar la parte baja de ese hombre que pensaba ser superior sólo por ser puro, sólo por ser hombre y no haber tenido que sufrir con la decadencia de algunos investigadores. Nuevamente presionó ese cuerpo contra la muralla y cuando menos se lo pensó, ya estaba desgarrando las costuras de la prenda del que ahora se había convertido en su “amo”.
- ¿Qué tienes?, ¡suelta carajo!, ¿o quieres que vuelvan a formatearte? – se sacudía el pobre hombre, pero ¿Qué podía hacer un homínido contra un ser tecnológicamente evolucionado? Sólo rogar que no terminara siendo asesinado, claro, porque eso era lo que deseaba el esclavo, ¿cierto?, de seguro quería la libertad, la que él mismo le había arrebatado al aparecer de la nada en el momento preciso de que Arsenio se haría de todos los bienes de su antiguo amo.
Pero no soltaba, ya estaba en ropa interior y el otro no se despegaba de su espalda, mucho menos dejaba de manosearlo. Respiraba fuerte sobre su hombro, allí dejaba rastros del chocolate que había quedado en sus labios. No lo había hecho nunca, pero supuso que si lo hacía el hombre temería antes de volver a levantarle la mano. Sí, si le mostraba que era más fuerte entonces no volvería a molestarlo.
- AHhHhHh – alzó una ceja y cogió el mentón contrario para asegurarse de que el agente Volken lo estaba pasando mal – Ahhh… - qué mierda, parecía estar acalorado ese hombre. Arrugó el entrecejo, pero qué mierda, ahora su propia verga estaba dura y su pelvis se mecía de modo que la punta de su erección barría las nalgas de la “víctima” – Ahm… -
Tragó saliva, de manera aparatosa, retrocedió un poco llevando una mano hasta su propia frente y observó a su amo extrañado.
- ¿Quiere un vaso de agua? -
Pero el hombre de pronto giró la cabeza, la luz de la luna bañaba sus nalgas desprovistas de vestimenta, ahora las finas facciones de su rostro mientras jadeaba. Volken reclinaba su espalda en la muralla y miraba al esclavo mientras se cubría la ingle con pudor – Mejor… un jugo de limón… - se relamió el labio superior.
4 comentarios:
ME HAZ MATADO, CANIJA!!!! Yo se que podremos llegar a eso y más ;D en el rol, pero me has matado! de verdad que me dejaste... con escalofrios.
-3- te amo, chamaca!!
x'D y eso que aún no hubo penetración, quedaste loquito sólo con imaginar que el Arsenio la deslizaba lentito lentito por el borde de las nalgas del Agente Volken x'D
Claro que por supuesto!! Es demasiado para mi pura y virginal mente (???) Como la debe tener Arsenio de verdad se ha de sentir muy rico X//DDD
Jajajajaja JAJAJAJAJA yo estaba pensando en lo mismo >//> mañana voy a escribir la continuación, mira que ahora me van a patear el cráneo por no salirme del PC x'D
Buenas noches mi chamaco! *le pasa a masajear la entrepierna* kukuku~
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