Subo este post porque me ha conmovido mucho T__T
El hecho de elevar la voz y decir todo lo que había guardado hacía tantos meses le calmó, sus brazos parecieron laxos, casi sin fuerza, no obstante, la tensión se podía sentir en la atmósfera y por lo mismo su mano temblaba levemente mientras sostenía el cigarrillo entre sus labios. Resopló en un intento de poder liberar un poco más de tensión, pero el hecho de tener al otro cerca, tan cerca lo hacía enfurecer. Hubiese deseado poder golpearlo hasta reventarle la cabeza, pero alguna fuerza extraña se lo impedía, después de todo, llevaba años cuidando del mocoso, de rescatarlo de sus muchas empresas idiotas emprendidas como si se tratara de una princesita en apuros. Pero no lo era, no se comportaba tampoco como una princesita, hacía cada tontera que le provocaba exterminarlo de modo que todas sus preocupaciones se desvanecieran como por arte de magia.
No, no notó que el otro estuviese con alguna clase de problema, ni se le pasó por la mente, aún viéndolo moverse extraño, cegado estaba por la ira y por lo mismo no le prestaba la más mínima ayuda. Como patético se desenvolvía, cual ciego o… tal vez era que trataba de hacerse pasar por uno con el fin de causar lástima. Entrecerró los ojos dejándole que se acercara. Incluso sonrió liberando el humo hacia el costado contrario, negó sin entender que treta escondía. El recorrido de los dígitos ajenos sintió en su piel que reaccionó de inmediato erizándose, claro, el cuerpo aún deseaba del otro aunque el cerebro dijera otra cosa. Cuando tocó sus labios sintió el impulso de saltarle encima para besarlo, mas sólo sus dígitos se separaron dejando resbalar el cigarrillo. Lo pisó para observar al pelinegro.
Y como si nada deslizó el dedo medio por sus vértebras sin siquiera tocar su costado - … - pero antes de siquiera contestar se vio en el suelo, sentado mientras el otro caía también para quedar de rodillas frente a él - ¿y quieres que te crea? – se acomodó mejor – Lloras tan rápido… como si te doliera todo lo que te digo – se inclinó y lo agarró firme por los hombros para levantarlo y así lo arrastró hasta la cama para sentarlo en ella. Se arrodilló quedando entre las piernas del chico y le sostuvo la cara – Amor… supongo que debes tener un concepto muy diferente al mío – tenía los ojos rojos y su rostro descompuesto, los labios le temblaban de profunda tristeza más que de rabia – Confías más en los demás, por eso mismo es que pretendes que un blondie te dejará de seguir cuando hayas cogido con él – se levantó del suelo y acarició en repetidas oportunidades su cabellera oscura – Me duele que me hayas pedido ayuda para desligarte de él y que ahora por gusto propio vuelvas a su lecho -.
Se separó del chico – Y no busco tu cuerpo cada vez que nos encontramos, dime cuántas veces hemos follado… ¿CUÁNTAS? – Sólo una vez habían yacido sobre un colchón como si en realidad fueran pareja – ¿Y cuántas has follado con los demás? – sonrió con los ojos anegados en lágrimas que no dejó escapar – ¡CONFIANZA!, ¡ENTREGA!, ¡RESPETO! – le tembló la voz, tuvo que callar un momento – Es lo único que busco en ti, es lo único que no me has sabido dar… sólo tu cuerpo… sólo me haz dado una única vez tu cuerpo y nada más de ti -.
Agarró la ropa y se la acomodó bien antes de salir por la puerta, mas giró la cabeza para mirarlo otra vez – Lo peor de todo, es que te sigo amando después de todas los desplantes que me haz hecho – y salió del apartamento azotando la puerta de entrada.
Bajó rápidamente las escaleras tratando de no cruzarse con las personas que paseaban por la calle, presionó una tecla en un brazalete que llevaba en la muñeca y en cosa de segundos el vehículo aparecía tras suyo como un perrito que seguía a su dueño. Se detuvo y giró para mover la mano, así la puerta se abría luego del código de voz y él ingreso. El agua se deslizaba por su faz, la lluvia en las que se diluían algunas lágrimas.
Esa noche no llegó a su apartamento, no, era hora de cambiar de residencia.
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